Las relaciones personales requieren de la puesta de límites para poder funcionar eficazmente. Cuando no sabemos o nos cuesta implementarlos, corremos el riesgo de sufrir una serie de consecuencias psicológicas que nos afectan de manera importante. Ellos forman parte de la vida y nos ayudan a protegernos y proteger nuestros vínculos.
Las personas que colocan limites demasiado rígidos puede llegar a ser: Distantes, frías, acaban teniendo pocas relaciones, evitan profundizar, son esquivas y poco accesibles. En el otro extremo están las personas que no saben poner límites y están caracterizadas por: No saber decir que no, lo cual los lleva a sobrecargarse y a ceder ante situaciones de abuso, buscan constantemente complacer a los demás, dicen que sí a todo, asumen más de lo que les toca y viven estresadas. Lo saludable entonces sería establecer los límites con equilibrio, de manera que nos permita expresarnos desde la asertividad, valorándonos, identificando nuestras capacidades, respetándonos, reconociendo y haciéndonos cargo de nuestras emociones, haciendo buen uso de la comunicación, etc.
Cuando nos relacionamos dentro de los límites sanos con los demás podemos obtener beneficios importantes como lo son: Ampliar nuestra capacidad compasiva, pues implica el respeto por uno mismo y por el otro, ser más empáticos, fortalecer la honestidad, pues somos congruentes con lo que sentimos y lo hacemos respetar, aligerar las preocupaciones y cargas, ya que podemos resolver las situaciones y pasar la página. Finalmente estar en equilibrio.
¿Qué necesitamos para aprender a poner límites?:
Entender que el tiempo es hoy, si hasta ahora no lo has podido hacer, puedes empezar desde ya.
Conócete a ti mismo. Detente a reflexionar sobre lo que piensas, lo que te sucede, cómo actúas, cómo reaccionas. Hazte preguntas.
Empieza con pequeños pasos y con consciencia plena. El inicio puede ser comunicar tus deseos a los demás e ir ampliando esto cada vez en más situaciones.
Confía en ti. El proceso debe iniciar dentro de ti, en esa búsqueda, eso te llevará a fortalecerte y a sentir seguridad. Estamos hablando de fortalecer tu autoestima. Recuerda que la gente nos trata como la hemos enseñado a tratarnos, pero eso puede cambiar.
Pierde el miedo de comunicar lo que sientes.
Créete que eres una persona valiosa e importante, por lo que mereces tener una salud mental óptima y ser feliz.
Si reconoces que te cuesta mucho poner límites y que solo no puedes hacerlo, entonces pide una consulta psicológica y te ayudaremos a resolverlo.