El mal humor es un estado de ánimo que normalmente se vive como negativo y que se compone de enfado y frustración. Imagina que te levantas por la mañana te vas a hacer un café y no encuentras. Además, luego sales a la calle, está lloviendo y no tienes paraguas. Es posible que sientas frustración por pequeñas circunstancias y que a lo largo del día vayas acumulando más situaciones que te hagan sentir irritable.

Hay personas que viven con esta emoción constante y otras que parece como si nada les molestase. Muchas veces, el mal humor aparece de forma inconsciente y nos atrapa como si fuera una nube que aparece en nuestra mente. Es entonces, cuando es necesario tomar medidas para manejarlo. Ya que, esta sensación que puede ser inesperada y no bienvenida puede con facilidad arruinarnos el día.

Si queremos aprender a manejar el mal humor, primero es necesario que nos observemos, identificando los aspectos que nos hacen estar mal. Después podremos darnos cuenta de qué mensaje nos quiere transmitir nuestra irritabilidad. Así podremos utilizar estrategias que nos hagan soltar la molestia cuando toca de forma asertiva.

Las causas de mal humor pueden ser diversas, pero entre las más comunes tenemos: la intolerancia a la frustración cuando algo no sale como queremos, falta de asertividad al no expresar lo que nos molesta, y nos lleva a acumular emociones que terminamos colocando en nuestro cuerpo, tendencia al pesimismo crónico, lo que es igual a prestar más atención a todo aquello que creemos no funciona, ni funcionará.

En realidad, la rabia es positiva cuando nos ayuda a poner un límite y nos empuja a salir de nuestra zona de confort o zona de seguridad. Así que, el mal humor puede ser una alarma que nos facilite el darnos cuenta de qué situaciones estamos dispuestos a permitir y cuáles no tanto. Lo ideal es aprender a expresarla de manera adecuada.

¿Y cómo manejar el mal humor y cambiar de estado de ánimo?:

• Lo primero es encontrar cuál es la causa y cómo se comporta: Detrás de cualquier momento de mal humor hay una situación a la que tenemos que poner atención. Si nos damos cuenta de cuándo aparece esta frustración o irritabilidad o que la ha generado, nos va a ser más fácil aprender a desactivarla.
• Toma consciencia de tus emociones antes de quejarte: Es fácil culpar a los demás de nuestro mal día o incluso de los problemas que tenemos. Es importante que empecemos a responsabilizarnos de cómo nos sentimos. Así en vez de intentar que los demás nos solucionen la vida, vamos a poder resolverla nosotros mismos. Esto es la inteligencia emocional.
• Utiliza la respiración para hacer bajar tu mal humor: La respiración profunda nos ayuda a disolver el estrés y el mal genio que podamos ir acumulando a lo largo del día. Es una buena alternativa cuando nos sentimos desbordados por nuestra rutina.
• Cambia de escenario antes de actuar: Si intentamos razonar cuando estamos de mal humor, sólo nos vamos a frustrar más aún. Para poder hablar con la gente que nos rodea, primero hemos de manejar el mal humor. Por ello, cambiar de ambiente o de lugar físico es una buena estrategia, mientras resuelves expresar lo que sientes.
• Busca alternativas para expresar tu mal genio: Si sabemos que hacer lo mismo de siempre no funciona, ¿no sería mejor cambiar de estrategia? Prueba no quejarte durante medio día, y el resto del tiempo, focalízate en otros aspectos de tu vida que te llenen.

Si no cambias, nada cambia.